5 diciembre, 2019

Sobre el cinismo: Leopoldo González

Sobre el cinismo

Por Leopoldo González

El gobierno del presidente Andrés López no genera certidumbre, sino todo lo contrario.

Las razones de que así sea son del más variado signo, pero tienen que ver, fundamentalmente, con la propensión al cinismo que rige sus actos de gobierno, con la facilidad con que incurre en decisiones apresuradas o poco informadas, con la toma de medidas por las que asoma el nudo de la contradicción y, desde luego, con su escasa conciencia del ridículo.

El cinismo (llamémosle cinismo doctrinario, ilustrado o elegante) es una doctrina filosófica fundada por Antístenes en la Grecia del siglo V A. C., caracterizada por el rechazo de los convencionalismos sociales y de la moral comúnmente aceptada. Diógenes de Sinope fue uno de sus filósofos más reconocidos y el más representativo.

En la antigua Grecia, así como hubo una violencia cortés y una violencia vulgar, hubo, también, un cinismo cortés o elegante, y un cinismo corriente o vulgar.

El diccionario en línea de la RAE define cinismo en los siguientes términos: “Es la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica o deshonesta algo que merece general desaprobación”.

Los casos de cinismo más recientes, en el caso de la 4T, no sólo muestran a un gobierno autoritario, soberbio, escaso de luces, con gran predisposición a la hipocresía y prestancia para mentir, sino con una actitud burlona a la hora de no hacerse cargo de sus palabras y compromisos. Es el caso de un monumento al cinismo corriente, pues.

Vayamos por partes.

La elección de una activista como Rosario Piedra Ibarra (hija de Jesús Piedra), al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), lo que revela es que el “cretinismo parlamentario” que tanto criticaron Marx y Lenin se halla a todo lo que da. Además de la votación tramposa en la Cámara de Senadores, donde Morena volvió humo dos votos, el hecho de haber sido defensora de derechos humanos en el Comité Nacional de ese partido, militante y consejera del mismo hasta días recientes, inhabilitaban y volvían inelegible a Rosario para ese cargo, no sólo moral, sino constitucionalmente. Todas las explicaciones sobre el caso se reducen a una: el presidente López Obrador quiere empleados (y empleados sumisos), no ómbudsmans ni contrapesos de ninguna índole.

La “Ley Bonilla” de Baja California (el caso más claro de violación a la Constitución en el actual gobierno), que fue objeto de los más sesudos análisis constitucionales en la academia y la opinión pública, y por el cual fue sorprendida en gravísimas contradicciones Olga Sánchez Cordero, lo que indica es que el episodio no fue “una raya más al tigre”, porque -de tan rayado- el tigre no es ya tigre, sino pantera. Con la Suprema Corte intimidada y doblada, no se espere que algún ministro ose contradecir la “dictadura constitucional” que se abre paso en el país, o que el palabreo presidencial sobre “la auténtica” división de poderes dejará de ser un mero ruido en la oreja. Con un cinismo burlón de tal calaña, el presidente sigue sembrando vientos que sólo podrían desembocar -más temprano que tarde- en tiempos de ventisca y borrasca.

La negativa del presidente a recibir en su oficina al poeta Javier Sicilia -dicho sea de paso: uno de los mejores poetas con que cuentan las letras nacionales- alegando que él no puede perder el tiempo en ese tipo de reuniones, no sólo confirma la actitud desdeñosa del inquilino de palacio hacia los intelectuales y críticos de su gobierno, sino su abierto menosprecio a quienes tengan demandas legítimas, pero no forman parte del séquito y la fanaticada que han hecho de su gobierno “el mejor del mundo”. Muy lejos quedaron los días en que, con cierta humildad, ofrecía “un gobierno para todos”. Hoy no tiene tiempo, porque se trata de Javier Sicilia.

Otra definición, tomada en línea, dice que “la palabra cinismo puede ser sinónimo de desvergüenza, descaro o insolencia”, lo cual significa muchas cosas: entre otras, que Andrés López seguirá gobernando con la boca puesta en su propio oído, no con el oído puesto en la boca múltiple de los mexicanos.

En materia de seguridad, el que iba a resolver el problema de violencia que vive el país “desde el primer día”, no es un mes ni en un año, “sino desde el primer día”, lo que administra es un país en descomposición. Y esto -se quiera o no- es cinismo presidencial en grado de doctorado.

Sin duda, son estos y otros, los temas que lo han hecho caer 10 puntos en la encuesta más reciente de El Universal-Berumen.

Pisapapeles

Parece que las fuerzas armadas tendrán un papel estelar, vía la actuación de un sketch con make up, en el Aniversario de la Revolución del 10. Donde no registran un rol estelar es en el combate a las fuerzas de la DO.

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