Breve cronología del Premio Nobel de Literatura
La elección de Bob Dylan por el Comité de Estocolmo, Suecia, como ganador del Premio Nobel de Literatura en este 2016, ha generado todo tipo de reacciones encontradas: mientras para unos es plausible y plenamente justificada, para otros es extraña y escandalosa. Sin embargo, la elección de este tipo de perfil no es nueva ni reciente para el Jurado de Estocolmo. El Nobel de Literatura se otorga por el uso de la palabra escrita en campos que van más allá de la novela o la poesía, como la historia, la música, la filosofía y hasta el cine. He aquí algunos ejemplos:
1) Theodor Mommsen, 1902, era historiador, filólogo y jurista.
2) José Echegaray y Eizaguirre, 1904, era dramaturgo, pero también físico, matemático, ingeniero y político.
3) Rudolf Christoph Eucken, 1908, filósofo.
4) Rabindranath Tagore, 1913, filósofo, músico, dramaturgo y poeta.
5) Jacinto Benavente, 1922, dramaturgo, guionista, director y productor de cine.
6) Henri-Louis Bergson, 1927, filósofo.
7) Gabriela Mistral, 1945, poetisa, diplomática y pedagoga.
8) Bertrand Russell, 1950, filósofo y matemático.
9) François Mauriac, 1952, periodista y crítico.
10) Winston Churchill, 1953, político, historiador y orador.
11) Albert Camus, 1957, novelista, pero también filósofo, ensayista y periodista.
12) Eugenio Montale, 1975, poeta, ensayista y crítico de música.
13) Czesław Miłosz, 1980, abogado, traductor y poeta.
14) Derek Walcott, 1992, poeta, dramaturgo y artista visual.
15) Wisława Szymborska, 1996, poeta, ensayista y traductora.
16) Tomas Tranströmer, 2012, psicólogo, escritor y traductor.
17) Svetlana Aleksiévich, 2015, periodista.
Puede que algunos nombres les suenen familiares y otros hayan quedado en el olvido, pero es un hecho que el reconocimiento no se ha limitado nunca a la prosa ni al verso (aunque muchos, incluyendo a Dylan, son poetas). Podrán ver que la filosofía era bastante popular, así como la diplomacia. También se aprecia que no es la primera vez que lo recibe un músico, y les juro que, en su momento, también algunos dijeron: “Uy, pues major que se lo den a Prokófiev”. En nuestra mente siempre va a haber alguien que lo merezca más y que va a morir sin recibirlo: no es justo, pero no está en nuestras manos resolverlo. Lo mejor que podemos hacer al respecto es honrar a nuestros autores con buenas lecturas y asegurarnos que, con o sin Nobel, no sean relegados al olvido. Siempre sirve una recomendación o un comentario para revivir el nombre de algún poeta, ensayista o novelista olvidado. Lo que no sirve de nada es demeritar el trabajo del que lo ganó por pura malicia o ignorancia. Sí, hay gente que odiamos y creemos que no lo merecía en absoluto, pero lo más sensato es hacer campaña por autores que sí tienen nuestro afecto, o dar argumentos razonables para bajar del altar a un figura maligna. La bilis literaria es válida uno o dos días; después de ese periodo ya es no tener nada que hacer, en cuyo caso es mejor leer, para poder apreciar con detenimiento y amplitud las obras de los grandes pensadores y literatos de todos los tiempos. (Investigación y nota: V. M.).