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1 mayo, 2024

Xóchitl tiene un plus

El debate entre candidatos presidenciales del domingo pasado fue ganado por Xóchitl Gálvez, según lo indican varias casas encuestadoras, entre las que figuran México Elige y Massive Caller.

               Los drones sobre la ciudad de Santa Fe, en CDMX, lo anunciaron de esta forma: “¡Ganó el debate!, ¡No más mentiras!, ¡Ganó la verdad!”. Y una gran X fosforescente cubrió el cielo capitalino.

               Cientos de grupos y expresiones sociales en el país festejaron el triunfo de la candidata Xóchitl Gálvez en un estilo muy mexicano: tacos aquí, cacahuates allá, bocadillos, agua de frutas, destilado de cebada y mezcal.

               En una mesa que se respete, el buen comer es gemelo del buen beber. Y la ocasión no era para menos. La candidata de tres partidos y de una sociedad que vive el hartazgo hacia Morena venció a su candidata, según los sondeos, con 56 puntos contra 32.

               La candidata de la oposición y del pueblo de México, Xóchitl Gálvez, a diferencia del primer debate, lució en el del domingo pasado más segura y en su estilo: certera en sus críticas al actual gobierno y su candidata, eficaz al comunicar sus ofertas de campaña e ingeniosa en los desplantes con que arrinconó a la candidata de la cola de caballo.

               La gracia que le sobra a la candidata Xóchitl Gálvez es la gracia que le falta a la candidata Claudia Sheinbaum, que luce más bien tiesa y apagada y con un aire de pasmo: defender lo indefendible y justificar lo injustificable del gobierno al que sirve, la llevaron a mentir y a falsear la realidad en todos los temas.

               Forjada en la dura “cultura del esfuerzo” que enorgullecía a Colosio, con larga experiencia en la iniciativa privada y en el servicio público, curtida en el debate parlamentario, la candidata de Fuerza y Corazón por México no dio tregua a la candidata del oficialismo, a la que ella misma calificó como “la candidata de las mentiras”.

               La candidata oficial fue plana y predecible, lisa y descolocada y sin ángel: defendió al que la hizo candidata, ofreció llevar al país la vida y milagros del gobierno modelo que según ella encabezó en la CDMX, y lo peor: prometió el “segundo piso” de una transformación que es en realidad una desgracia nacional.

               La candidata Xóchitl Gálvez, sabiendo que un debate es un cotejo de capacidades y personalidades, desplegó una estrategia ofensiva y aplicó un marcaje personal sobre su oponente, sin dar ni pedir cuartel. Psicológicamente la acorraló con frases cortas y contundentes como esta: “Mentirosa serial”, le dijo.

               La candidata de la cola de caballo hizo el compromiso de construir un mejor México, pero nadie le creyó por dos razones: el gobierno a que pertenece ha destruido al país y lo lleva a la ruina, por lo que ofrecer algo mejor equivale a un balazo en el pie; por otra parte, como se dice allá en el rancho, “nunca segundas partes fueron buenas”.

               El populismo sin alma de la 4T puede ofrecer lo que quiera, pero sólo de dientes para afuera, pues no está en su ánimo y en su convicción traer el paraíso a la tierra como tanto pregona: lo suyo es hacer de México el valle de los miserables, porque es en la pobreza y la marginación donde los autócratas fincan y agrandan su base electoral y la tornan leña seca sobre ocote al rojo vivo.

               El populismo es el gran equívoco de nuestro tiempo, entre otras cosas, porque es el viejo fascismo disfrazado en un envase aparentemente nuevo.

               Con independencia de qué idea lo sustenta, un gobierno debe facilitarle -y no complicarle- la vida a los ciudadanos; además, debe servir a todos de forma pareja y eficiente. Si un gobierno sólo sirve a su chequera y la de su pandilla, es en realidad un autogobierno de los cuates y los compadres.

               Por esto, la candidata Sheinbaum no representa los intereses de los de abajo, pues fue hecha candidata para representar y defender las chequeras y las fortunas mal habidas de los de arriba: la burocracia autoritaria de la 4T.

               La candidata Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México, ganó el debate de candidatos presidenciales por su estilo sencillo y directo, su calidez y empatía en el contacto con la gente y el hecho de que representa al partido más grande de todos: ni más ni menos que el piso ciudadano de la sociedad civil organizada.

               En el debate del domingo pasado, pudo verse muy claro que México sólo tiene dos caminos para decidir su futuro: la continuidad de lo mismo que hoy tenemos podría llevar a México a la narcodictadura de lo peor; en cambio, Xóchitl Gálvez representa el retorno a lo mejor de nosotros mismos y la preservación de nuestra democracia.

               En el voto del 2 de junio se juega la elección de nuestra vida: en ese voto quedará estampado de qué lado de la historia queremos ser recordados.


Pisapapeles

En el debate, 14.5 por ciento de la audiencia cambió su preferencia electoral y el 6.2 por ciento de indecisos se decidió a apoyar a uno de los candidatos. Esto, no son buenas noticias para quien perdió el debate el domingo.

leglezquin@yahoo.com