El pasado 28 de Julio, en Venezuela se orquestó uno de los más grandes fraudes en política contra la democracia moderna, orquestado por Nicolás Maduro a través del Consejo Nacional Electoral del país sudamericano. María Corina Machado, detrás del candidato oficial, Edmundo González Urrutia ha sufrido las tribulaciones de una elección de estado y bajo el yugo de la represión hasta el día 7 de agosto de 2024, las calles han sido tomadas por jóvenes y mujeres en abierta repulsión al fraude.

En la elección González Urrutia y María Corina Machado, anunciaron que sus testigos lograron recolectar el 83,5% de las actas. Los datos de esas actas, publicadas en una web, muestran que González gana con el 67% de los votos.

De este proceso, llevamos cerca de 13 días de violencia en Caracas y en algunas otras ciudades de Venezuela. Ahora con la operación “tun tun” se busca capturar a los instigadores de la violencia.

Llama la atención que la elección no fue reivindicada por ninguno de los estratos políticos oficialistas, solamente han mantenido silencio y han seguido los dictámenes de la voz oficial de Maduro. Y como se muestra en el proceso no habrá tregua para los opositores; inclusive, ya se superan las cifras de 1000 personas detenidas, cerca de 20, que han perdido la vida en los motines provocados por la oposición política sin una justa razón.

Maduro y sus expertos se encuentran en un callejón sin salida, las expectativas de mantenerse frente al gobierno que son muy limitadas, ya que los principales aliados de Venezuela están declinándose poco a poco del lado de los opositores. Desde finales de julio, la izquierda oficialista ha sembrado el terror en Venezuela aplicando los principios del monopolio de la violencia, con los “Colectivos” para mantener por la fuerza un estado que poco a poco se muestra fallido. La evidencia es que los jóvenes han salido a las calles y son ellos los que se han apoderado del futuro de Venezuela, si un líder no sabe distinguir el discurso de las nuevas generaciones en realidad no es un líder funcional.

El estado de Venezuela es anacrónico y ha incurrido en varias faltas a la evolución natural de su sociedad, creando grandes masas de exilio como familias enteras. Son grupos sociales que han migrado hacia el norte para buscar un nuevo destino: un futuro que no existe en el país. Nicolás Maduro, al negar una lectura correcta de lo sucedido en la elección, muestra una profunda ignorancia en los cambios que se van orquestando a nivel mundial en las distintas geografías del continente, envejeciendo al Estado, enriqueciendo a su sėquito, manteniéndose en el poder a través de los ejes de la violencia de la policía o del ejército.

El tirano apoyado desde su círculo de corrupción , monopoliza la violencia y la legitimiza en las principales ciudades del país, todo ello en detrimento del futuro. La violencia no se paga con violencia; los liderazgos así fueron desterrados desde el siglo XX en América Latina. Maduro no conservará el poder por mucho tiempo, las izquierdas han fracasado en reivindicar su papel en América, ya que se han alejado del humanismo que las caracterizaba y se han convertido en oscuras copias de Dictaduras occidentales. Un tirano sea de izquierda o de derecha sigue siendo un tirano, es una lección que aprenderá Maduro por las malas.

Miguel Tonatiuh Ortega