Urge un bloque opositor
Por Leopoldo González
Urgen salidas y la construcción de una alternativa conceptualmente rica y realmente novedosa, para evitar que la estafa que representa la 4T se perpetúe y poner al alcance de la sociedad una solución que en verdad lo sea.
La herida o el trauma que le significó a la oposición ser barrida en las elecciones de 2018, sigue siendo herida en carne viva o trauma sin sanar.
Ante la irrupción tempestuosa de un ´macho alfa´, como diría Macario Schettino, “el más fanfarrón, el más agresivo, el más irresponsable”, y su brazo electoral construido a base de emociones y sentimientos primarios, el resto de las fuerzas políticas se retiraron a procesar su pérdida, a rumiar su derrota o a calcular su oportunidad para subirse al carrusel de los “nuevos ganadores”, sin pensar poco ni demasiado en el país.
Lamentable, pero así es el político mexicano promedio, del titular del Ejecutivo Federal para abajo, al que no distinguen grandes cualidades ni virtudes excepcionales: diestro en trapecismos de toda laya y experto en la mexicanísima ciencia del arribismo, es alma que lleva el diablo en busca de otra posición burocrática o electoral.
Esto, sin embargo, no debe hacernos olvidar el tema de fondo. Y el tema de fondo sigue siendo que la 4T no es la solución, sino uno más de los grandes problemas nacionales, por lo cual hace falta construir salidas alternas y una auténtica alternativa nacional que sea distinta del personalismo populista que propone Morena.
La parálisis, el desgaste, las trácalas, la asquerosidad, los saqueos y todo lo que implica destrucción del Estado mexicano en la 4T, desafortunadamente no van a parar y terminarán minando los fundamentos de nuestra vida en común, de un modo que muy pocos advierten todavía hoy.
Sin embargo, ahora que ha comenzado el proceso electoral de 2021, es momento de pasar de la queja a la acción estratégica y de la lamentación a la construcción de una alternativa social y política que salve al país de sus falsos demócratas, de sus falsos redentores. Si “narrar la iniquidad es ya una manera de combatirla”, como escribió José Vasconcelos, acompañemos esa narrativa de una narrativa de reconstrucción nacional.
Para empezar, la oposición debe serlo en acto y en potencia, y dejar de ser posposición.
Pero, además, dejar de ser oposición “contestataria” en el sentido tradicional, para empezar a ser oposición “razonataria” y propositiva, que explique el tiradero de país que deja la 4T y describa el nuevo.
En la jornada electoral del 6 de junio de 2021 se renovarán la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, 30 congresos locales y mil 900 de 2 mil 400 ayuntamientos, lo que indica que estará en juego más de la mitad de la representación política del país.
Aunque Morena y el presidente, apoyados en la “chequera clientelar” cada vez más vacía y en la mentira patológica cada vez menos creíble, creen que pueden seguir engañando a incautos y despistados, parece que ya no será así: según GEA-ISA (junio 2020), el 49 por ciento de los mexicanos opina que no debe tener mayoría en el Congreso, contra el 27 por ciento a favor; en los estados en que Morena se perfila como la primera fuerza, la cifra de indecisos y switchers se eleva a más de 40 por ciento; por último, Morena trae 18 por ciento de intención de voto, y sigue cayendo.
Quizás la oposición no ha entendido que el vino nuevo en odres viejos no es mala, sino una pésima combinación. Vino nuevo en odres nuevos puede ser la fórmula salvadora. Si lo entiende con el juicio sereno y se rebobina y remasteriza a tiempo, podría consumar la gran hazaña de evitar la catástrofe a que el obradorato conduce al país.
Las fórmulas que funcionan en política en momentos de depresión colectiva y crisis profunda (lo supieron muy bien Churchill, F. Delano Rossevelt y Ana Harendt) no son las de dientes para afuera sino las que, partiendo de un diagnóstico real de la situación, se atreven a colocar la disposición de ánimo, la inspiración necesaria y la visión suficiente en un territorio que no parece de este mundo: es la argamasa que sólo puede ser preparada con las materias primas de la palabra ¡Esperanza!
Lo molesto o insufrible de una condición colectiva, casi siempre ofrece elementos de sobra para remplazarlo. Lo difícil es procesarlo para que del proceso surja un aire de novedad.
Realidades nuevas o desconocidas exigen enfoques, criterios, rostros y lenguajes también nuevos. Sin esto, que es condición sine qua non para poder apreciar lo nuevo y diferente, no podrá consumarse ninguna hazaña a la altura del piso social.
Pisapapeles
Cambiar el curso de una historia no es tarea fácil, y nunca lo ha sido. La diferencia es que siempre hay algunos que se atreven a intentarlo.
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