Segob-CNTE, diálogo de sordos
Por Antonio Aguilera
La lucha magisterial, por lo menos la edición de este 2016 de su intentona por derogar la Reforma Educativa, tuvo la particularidad de supeditarse abiertamente a una agenda de intereses políticos, o más englobado en la disputa de actores y partidos que se teje rumbo a la elección presidencial del 2018. En los hechos, la CNTE entró de lleno en el jaloneo presidencial, bajo la égida de Andrés Manuel López Obrador.
Los reprobables sucesos de Nochixtlán, Oaxaca, que se cebaron con la lamentable muerte de 9 personas –una de ellas, un periodista de quien nadie ya dice nada- han puesto en la picota que para la CNTE todo se reduce a mantener su sobrevivencia como un ente “progresista” a costa del erario público, y para el Gobierno de Enrique Peña Nieto –que es lo peor- todo se reduce a un mero complot pejista por desestabilizar su gobierno y la carrera de su delfín adoptado, Miguel Ángesl Osorio Chong, rumbo al 2018.
O sea, todo se reduce al 2018.
Por ello, no sorprende que nueve hayan sido las razones para que la puerta de Bucareli se abriera para recibir a la ya mítica –en la jerga magisterial- “Comisión”, es decir, el cuerpo representativo de los sectores sociales, políticos y hasta subversivos que conviven en la médula de la CNTE. Ahora bien, la tan anunciada Mesa Nacional del Diálogo que se abrió entre el representativo magisterial y Gobernación, con todas las implicaciones, no arrojó mayor cosa que programar más reuniones al infinito y ad nauseam.
Aquí nadie cede, nadie se mueve de sus posturas: el Gobierno Federal en su empeño de ver a AMLO hasta en la sopa, y la CNTE en no despegarse de la ubre presupuestal.
Pero también se cuecen habas en otros lares: esta disputa también implicó la confrontación entre López Obrador y Mancera; López Obrador llamando “pelele” al jefe de Gobierno por la disputa del Zócalo. Lo que no quedó resuelto, es saber quiénes cometieron los actos de vandalismo y violencia en Nochixtlan, quiénes dispararon y quiénes estaban metidos: si estaba la guerrilla o grupos armados o pobladores; cuál es el estado de salud de la Reforma Educativa y si esta sigue teniendo viabilidad.
Queda claro que las aspiraciones presidenciales eran malas consejeras de los actos políticos o de las políticas públicas, y aquí sí ya tenemos que deslindar lo que está pasando con la reforma educativa a partir de los hechos de Oaxaca; si aún sigue operando la APPO como el brazo armado de la CNTE; si los Murat atizan la confrontación o las razones por las que se quiere mantener el desabasto de alimentos, energéticos, medicamentos y lo más mínimo en Oaxaca.
Entonces, todo esto se va a Gobernación, donde el proceso de diálogo simplemente fue decir: “Vamos a dialogar” y, como suele suceder, no hay resolutivos del diálogo, no hay ni siquiera un listado mínimo de los temas que van a estar sobre la mesa; pero siempre fue enfático el secretario de Gobernación en dos cosas: Una, esto es un problema político y por eso se trata en Gobernación; dos, la reforma educativa no va a estar en la mesa. Sin embargo, lo está, pues gracias a las bravuconadas de Aurelio Nuño, la reforma educativa se volvió un problema político.
Ahora bien, que la Secretaría de Gobernación haya reconocido la necesidad de abrir espacios de mediación, y que haya reconocido en la sociedad un mediador, sí es novedad. Este gobierno había enfrentado procesos de diálogo con el Politécnico, con muchos grupos, pero no había reconocido la incapacidad de un diálogo cara a cara con la CNTE. Entonces, la presencia de un tercero, y a partir de eso de una mediación, con personas que han tenido experiencia en mediaciones anteriores, fue primordial para que se lograra el acercamiento.
Resulta evidente que Peña Nieto no quiere otro Ayotzinapa, ahora en Oaxaca.
El mensaje que el Gobierno dejó entrever: “Estoy consciente de que hubo un error, y estoy dispuesto a modificar las condiciones de la conversación”.
Ahora, parece que pierde claramente quien había propuesto como salida no dialogar, es decir, la advertencia a la Secretaría de Educación: “Yo no me siento con la Coordinadora, a menos que saquen de la mesa el tema de la reforma educativa”, fue derrotada; o sea, Aurelio Nuño está derrotado frente a la estrategia de Gobernación, que está obligada a ser dialogante.
Desde esta perspectiva, ¿qué es lo que pueden hablar?; porque también pongámoslo claro: ¿se puede negociar una reforma constitucional en materia educativa? Yo creo que ni los líderes de la CNTE a estas alturas, supondrán que la Constitución puede volver a modificarse.
¿Se pueden volver a negociar dos leyes generales ya aprobadas, la del Servicio Profesional Docente y la del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación? ¿Se pueden negociar? Cuesta mucho trabajo creer que tengan esa ingenuidad. En todo caso, lo que podría negociarse es el ritmo de la implementación.
Y alguien diría: “Es que hay un solo ritmo de implementación”. No, no es cierto, ya vimos cómo el secretario de Educación decide que este año se suspende la Prueba Planea y que mañana se modifican los mecanismos de evaluación de los profesores, y se puede.
La pregunta es: ¿por qué solamente podría el secretario de Educación y no pueden otros actores? Y ahí es donde yo creo que va a acabar discutiéndose en la materia.
Ahora bien, el gobierno de Peña Nieto no puede dar marcha atrás en la Reforma Educativa, como lo dijo claramente Osorio Chong; además, creo que queda claro a todo mundo: es un problema de derecho constitucional, y no hay manera de dar marcha atrás a una reforma constitucional.
Tradicionalmente, los gobiernos tienen un amplio margen en dos facultades; una que es legal, que atañe a los reglamentos, y Osorio Chong puede efectivamente jugar con esa parte administrativa, diciendo: “A ver, vamos a distensar”; la otra es el nivel de prioridad que se le asigne al tema. Por ejemplo, en México está prohibido vender piratería, pero no hay quien te persiga por eso: se hace públicamente en las calles de la Ciudad de México y en todo el país.
En estos monentos, en los que Peña Nieto y el PRI se juegan mucho de su futuro, tiene por ende un margen muy amplio para decir: “A ver, la Reforma Educativa, la joya de la corona, no pude implementarla en Oaxaca, lo que voy hacer es patear el bote y decir: “Restablezcan a estos señores que corremos por acá, así vamos a tener mucho menos presión”. Es decir, toda esta idea de un ejército de valuadores implementado la reforma, a veces parece surrealista.
O bien, puede justificarse: “A ver, en Oaxaca para todo efecto práctico dejó de aplicar el asunto y poco a poco restablezco algunos de los privilegios que tenía la CNTE, uno de ellos: liberar a Villalobos y a Rubén Núñez, es decir, ya no hay cargos contra ellos, o restablecer algunos privilegios que tenía con el viejo IEEPO”.
Lo más seguro es que la CNTE doblegue al Gobierno Federal, y se logre una modificación a la Reforma Educativa; lo cierto es que AMLO le gana la partida por doble al PRI, ya que le generó más mala imagen y le tumbó a otro “presidenciable”.
El desabasto en Oaxaca es un tema aparte, ya que pareciera que formó parte de la estrategia de rendir por hambre a la oposición social a sus acciones. En este sentido, Osorio Chong le cargó las pulgas a los maestros, ya que enfatizó que serán ellos los responsables de las consecuencias.
Al final, la mítica Comisión de diálogo que no acaba de destrabar nada, estuvo conformada por 32 personas y encabezada por líderes sindicales de la CNTE, de la Sección 22 de Oaxaca, de la Sección 9 de la Ciudad de México y de la Sección 18 de Michoacán. ¿Qué sigue?