Venezuela: el edén subvertido que no calla
A sus enemigos nunca les conoció,
y por ello sus cóleras se afanaron en contra de él mismo.
JUAN URUETA
Fracciones del abismo
Por Raúl Casamadrid Pérez
Las viviendas construidas sobre pilotes que sobresalían del agua, erigidas por los naturales añú que moraban en lo que hoy es la República Bolivariana de Venezuela, le recordaron al cartógrafo Américo Vespucio a las edificaciones de Venecia; de ahí surgió el nombre de Venezziola (pequeña Venecia), con el que hoy conocemos a Venezuela. “Tierra de gracia”, la llamó el almirante Cristobal Colón en su tercer viaje, cuando navegó cerca del Delta del Orinoco, por parecerle un verdadero paraíso terrenal. Un edén es, por la gracia de Dios, y un infierno, también es, por sus veneros de petróleo, escriturados por el diablo.
Bendecida por su gente, Venezuela atraviesa hoy por una crisis que se ha prolongado ya durante muchos años. “El caos se apodera de Venezuela en medio de rumores de golpe”, tituló el seis de agosto su nota sobre este país sudamericano el prestigiado diario español El País. Y es que un excapitán al mando de 20 hombres intentó durante la madrugada de aquel domingo, asaltar un cuartel en Valencia, la segunda mayor ciudad de Venezuela, con dos millones de habitantes, en el centro del país.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) logró abortar la rebelión y retomó el control de las instalaciones en un golpe que eufemísticamente fue calificado como el perpetrado “por un grupo de paramilitares que, aprovechando las condiciones del momento, nos asaltaron, pero inmediatamente fueron repelidos, fueron derrotados y estamos aquí festejando el triunfo de la patria”, informó el comandante del Ejército, general Jesús Suárez Chourio, en una declaración pública y acompañado de un batallón de oficiales. Lo cierto es que dicho grupo de “civiles terrorista, paramilitar, mercenario, pagado por la derecha y por el imperio norteamericano” era comandado por un excapitán del ejército y bajo sus órdenes militaban un teniente y varios oficiales “de bajo rango”. “Aquí hubo una insurgencia de la patria el 4 de febrero, hace 25 años y medio”, recordó el mayor Suárez quien, por cierto, participó de la intentona golpista de 1992 junto al fallecido presidente Hugo Chávez, de quien fuera su jefe de seguridad cuando llegó al poder.
En Venezuela se registran, desde el 1 de abril, una serie de manifestaciones a favor y en contra del gobierno, con un saldo de más de 120 muertos. Esta situación se ha agudizado desde la elección de la Asamblea Constituyente, proceso en el cual la oposición no participó por considerarlo fraudulento. Por otro lado, las detenciones y arraigos por parte del gobierno de Nicolás Maduro están a la orden del día. La noche anterior a la intentona golpista Lilian Tintori anunció, en su cuenta en Twitter, que a su esposo, el líder opositor venezolano Leopoldo López, le fue otorgado de nuevo el beneficio de casa por cárcel y fue trasladado de la prisión militar de Ramo Verde a su hogar en Caracas.
Apenas el pasado 8 de julio el dirigente opositor había sido trasladado de Ramo Verde a su hogar, según el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por problemas de salud. Desde su hogar, López publicó un video con un mensaje a los venezolanos en el que les pedía “seguir en las calles hasta alcanzar nuestra libertad”, y por este reclamo el 1 de agosto fue llevado de nuevo a la cárcel, junto con el también líder opositor y alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. López está preso desde febrero del 2014, y en septiembre del 2015 fue condenado y sentenciado a 13 años, 9 meses y 7 días de cárcel por los hechos de violencia desatados tras las protestas opositoras en Venezuela.
El Sociólogo y maestro en políticas públicas Leopoldo López es bisnieto del primer presidente de Venezuela, Cristóbal Mendoza y descendiente del libertador de América, Simón Bolívar. Fue reelegido como alcalde de Chacao con el 81% de los votos desempeñándose como edil del 2000 al 2008. Es acusado de conspiración, asesinato y terrorismo, e inhabilitado -junto con cientos de políticos opositores acusados de malversación y corrupción- para ejercer cargos públicos. Pero las voces no saben callar.
Venezuela, como muchos países americanos “en vías de desarrollo” (o sea, literalmente amolados) es rica en recursos y riquísima en el tesoro de su gente, noble y trabajadora. ¿Qué sucede en el edén de nuestros países tan alejados de la mano de Dios?
El diablo, probablemente.
RAÚL CASAMADRID
Morelia, a seis de agosto de 2017.