12th

abril
12 abril, 2025

¡BENDITAS HORMONAS!

“Reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus decisiones.” (Sócrates)

YO PUEDO.

Siempre he escuchado la expresión “si puedes soñarlo, puedes hacerlo” de Walt Disney, acerca de que los sueños pueden hacerse realidad si se trabaja en ellos.

Tal frase me resulta realmente sensata y a fuerza de ser honesto, no creo que haya nadie que pueda decir lo contrario; no puedo imaginar a alguien que no haya puesto gotas de sudor por conseguir lo que anhela.

De hecho, si no hubo un esfuerzo por tal pretensión, sería cuestionable considerar si en algún momento esto se vio como un logro.

Desde pequeño me comentaron que las mejores cosas en la vida eran aquellas que se alcanzaban con determinación, trabajo, dedicación y disciplina; por este motivo, traté siempre de programarme en torno a mis sueños y deseos.

Esto, sin ser una idea consensada en mi entorno, coincidía con lo que prácticamente todos concebíamos como triunfos; siendo más evidentes cuando se trataban de logros deportivos o académicos.

No había nada más refrescante que alzar las manos o aplaudir en los momentos de gloria o sonreír con satisfacción al obtener una nota sumamente positiva tras una ardua competencia o examen, respectivamente.

Es claro que todo empieza a partir de una idea y ya que la imaginación, experiencia y conocimientos nos permiten saber cómo hacerla posible, surge el interés y compromiso para llegar a ella, actuando en consecuencia.

Me encanta leer libros o ver películas en donde se expone la vida de los atletas y las adversidades que éstos han superado hasta llegar a la cima; sin duda que constituyen ejemplos de vida e íconos para tomar en cuenta en nuestras charlas. Desde luego, también serán útiles aquellas historias ficticias que nos aportan algún mensaje como personas, aunque recuerdo a algunos críticos de cine quienes señalaban que cualquier material siempre aportaba algo, así fuera la enseñanza de no hacer algo similar.

En este contexto y siendo positivo, como personas siempre será válido tomar acciones o referencias de otros para alcanzar un resultado; sin embargo, en la medida que estemos conscientes de que los logros nunca vienen por sí mismos y tengamos la convicción de esforzarnos hasta llegar a ello, estaremos en el camino de alcanzarlos.

Si la palabra “éxito” en el único lugar que viene antes de “trabajo” es en el diccionario … ¿cuál sería la razón para obviar su secuencia en nuestra vida?

NO TAN FÁCIL.

Ahora bien … ¿qué pasa cuando el logro que se pretende es con otra persona?

Lo ideal sería que todo lo que nos proponemos en nuestra vida sólo dependiera de nosotros, ya sea por nuestro esfuerzo, grado de compromiso, disciplina, voluntad o convicción.

En ese caso, todo dependería de nosotros y como tal, asumir la gloria o el infierno, única y exclusivamente sería nuestra responsabilidad.

De ahí que a veces nos genera risa algunas respuestas que algunos hemos dado y cuya lógica está ausente. Ejemplo hay muchos, por citar: “¿por qué reprobaste la materia? … ¡porque el profesor la trae contra mí!”, “¿qué pasó con tu tarea? … ¿Se la comió el perro!”; “¿quién fue? … ¡yo no fui, pero sí!”.

En fin, cuando la responsabilidad es propia, están de más las justificaciones, por más que tratemos de dispensar nuestra conducta. Recuerdo que, en casa a respuestas inútiles, siempre había una palabra útil de algún mayor que invitaba a mi sensatez a que volviera a mí.

Cuando los resultados dependen de la participación de un tercero, la dificultad es distinta, ni mayor ni menor. Podemos contar con circunstancias que hagan más accesibles o complicados los resultados; en cuyo caso, nosotros podremos cuestionar nuestra actuación, pero sería complicado exigirnos lo que no está en nuestras manos.

Al cuestionarme que está en nuestras manos, sin duda alguna que recuerdo lo que aprendí en casa: los buenos modales. Ese “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan”, se convierte en un mandato para quien quiere llevar las cosas a buen puerto y alcanzar objetivos conjuntos.

Es curioso, pero siempre que encuentro necesaria la participación conjunta con otros, aplaudo que existan esfuerzos conjuntos encaminados a formar un equipo que de resultados; es decir, en sentido metafórico, “que todos se suban al mismo bote y remen de cara al encuentro con el horizonte”.

Estando en mi primer trabajo, un jefe me dijo lo útil que le había resultado haber trabajado bajo las órdenes de otros en los albores y parte media de su carrera, toda vez que cuando llegó hasta el tope de sus funciones y ser ya jefe, no sólo tenía conocimiento de la mayoría de las tareas que implicaba colaborar para esa empresa, sino que también sabía lo que se requería, tanto en motivación como en conocimiento. El concluía la charla con una frase contundente: “quien sabe mandar, aprendió a obedecer”. Puede que muchos discrepen de esta aseveración; sin embargo, cuando lo he aplicado, a mí me ha funcionado.

Es grato entender que si bien, al nacer lo hacemos solos, es en colaboración con otros que alcanzamos la plenitud como seres humanos y bien el estado ideal es la paz, es sumamente agradable encontrarnos plenos para disfrutar las alegrías que nos muestra el camino de la vida.

Crear equipos, ya sea como líder o colaborador, es un compromiso que empieza en uno y en el que se suman todos, de ahí que siempre debemos contar con los elementos suficientes a nivel personal y profesional para ser la mejor versión de nosotros aún ante las adversidades y tener el ímpetu para ser incentivo y no virus con los demás. ¿Eres una persona de equipo?

POR PLACER.

Las personas somos festivas por naturaleza, prueba de ello es que no necesitamos excusas para organizar un evento que muestre nuestra alegría; mención especial refiere a los latinos, somos tan fiesteros que inventamos celebraciones y eventos para todo propósito.

Para muestra basta un botón y por la forma como los mexicanos hacemos todo un acontecimiento tan colorido y rimbombante del “día de los muertos” se muestra con suficiencia nuestro carácter.

Ante ello, basta saber que tan sólo son 6 hormonas producidas por las glándulas endocrinas del organismo, las que influyen directamente en nuestro estado de ánimo: cortisol, dopamina, endorfina, oxitocina, serotonina y testosterona.

Aprender a controlarlas, sea de manera natural o racional, puede llevarnos a un estado de bienestar que nos haga mejores personas para nosotros mismos y quienes están alrededor y, sobre todo, seres productivos capaces de aportar al entorno.

Es común que en las revistas y películas nos muestren que el mundo es un lugar mejor cuando hacen acto de presencia poderosos superhéroes; sin embargo, la realidad es que no necesitamos de ellos para disfrutar nuestro mundo y mucho menos, para construir nuestro destino. Si bien, cada uno tiene un fin propio, esto no es impedimento para identificar coincidencias con el resto y ponderarlas para mantener un adecuado equilibrio.

Grandes oradores manifiestan que lo más importante para ser parte de un grupo es tener la intención de integrarlo, observarlos y entender sus necesidades; con ello, trabajaremos en captar su atención, conectar con sus intereses y concretar con acciones los resultados deseados.

En este contexto, debemos entender que es fácil asistir a un conglomerado o estar en un grupo; sin embargo, tener el interés por participar en un grupo y trascender como equipo tiene tanto sus méritos como dificultades.

Un buen líder procura a sus compañeros y pondera los fines comunes, uno malo sólo ve por su beneficio.

Las buenas personas siempre serán parte esencial en una comunidad y con afinidad, podrán encontrar puntos en común para coincidir; en el entendido que siempre tendrán algo que aportar y todos juntos edificarán su fin máximo.

Entender que somos falibles es básico para a partir de ahí, sumar hábitos positivos y conductas propias de una sana convivencia.

Gente negativa, malintencionada o con costumbres perversas, distintas a los valores, siempre habrá y lastimosamente, podrán hacer uso de la fuerza o violencia para someter con acciones a quienes con razones han demostrado que su actuar es obsoleto u ofensivo al resto; no obstante, la sensatez se presentará en algún momento y prevalecerá, sólo es cuestión de persistir y resistir.

Como hemos ya señalado, no son necesarios los superhéroes para vivir en plenitud como individuos y comunidad; lo único necesario es emplear las neuronas de tal manera, que seamos promotores de satisfactores.

Muchos podrán ver como absurdo la idea de un bien común y otros lo considerarán como un estado inalcanzable; no obstante, los que sí creemos, lo vemos como posible y alcanzable, reconociendo siempre los logros individuales y aplaudiendo los colectivos.

No es sólo componer canciones o escribir poesías al respecto; se trata de comprometernos como personas y generar equipos fuertes … ¿TE ANIMAS A PONER TU GRANITO DE ARENA PARA CONSTRUIR UN MUNDO PLENO, EN PAZ, ALEGRE Y SATISFECHO?

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