“Mantén tu amor hacia la naturaleza porque es la verdadera forma de entender el arte y más” (Vincent Van Gogh)
¿EL UNIVERSO ES NUESTRO?
Si bien el ser humano disfruta de la naturaleza con el propósito de soñar su camino y realizarlo, tal pareciera ser la única especie con razón; dominante en su enorme entorno. Como consecuencia de ello, debiera estar por encima de todo lo que lo que ve e incluso, allende a su mirada.
Hasta donde nos dicta el sentido común, tal pareciera que el ser superior, lo convierte en líder absoluto y, hoy por hoy, no hay evidencia suficiente para pensar lo contrario.
En tal situación, dicha sensación le da la posibilidad de disponer y decidir de todo sin condiciones o limitantes, salvo las que establezca su razón, voluntad e incluso, capricho, siempre debiendo considerar que somos parte de un todo.
De tal manera que, lastimosamente y sin sentido alguno, se puede dar lujos, tales como atentar contra sí mismo y sus distintas circunstancias.
En consecuencia, hasta en tanto no haya argumentos reales y públicos para considerar algo distinto, la raza humana será quien tenga la capacidad para disponer de todo lo que está a su alcance a su mejor parecer en el universo y con ello surge el gran cuestionamiento … ¿realmente tenemos el poder para controlarlo todo?
LA TIERRA QUE HABITAMOS.
Hasta en tanto tengamos más elementos para resolver este cuestionamiento, quedémonos con lo que tenemos; es decir, establezcamos como parámetro nuestro planeta y procedamos a reflexionar lo que aquí hemos hecho … y para muchos … ¡deshecho!
Para la gente consciente, resulta increíble entender por qué pudiendo construir con sensatez, nos hemos dedicado a destruir todo lo que encontramos a nuestro paso.
De hecho, basta ver la deforestación de los bosques, la contaminación ambiental, las extinciones de las especies, los basureros en que hemos convertido el mar, la carencia de civismo, en fin, la ausencia de nuestro compromiso frente a la naturaleza, para darnos cuenta de que no merecemos ser los responsables de nuestro mundo.
Es común que los gobiernos sean señalados como culpables de tales acciones, porque en aras de defender su país, se arman como si se tratará de acabar con el orbe antes que hagan algo a su territorio; olvidando quizás, que éste se encuentra dentro.
Ni hablar de aquellas autoridades que, con tal de recibir recursos para su país, se olvidan de proteger su patrimonio natural o bien, en aras de un falso progreso, realizan acciones tendientes a legitimar su actuar con aplausos, olvidando cumplir con los requisitos mínimos de la normatividad ambiental, sea nacional o internacional.
Es obvio que esto es a gran escala; no obstante, basta ver en los hogares como olvidan no sólo las buenas costumbres, sino los lineamientos básicos para educar y respetar la naturaleza, a tal grado que estiman que todos los lugares son óptimos para su basura; todo ello en el entendido que sería un lujo el que ésta fuera separada para su mejor disposición.
Actualmente y por honrosas excepciones, pareciera que todos consideran que el planeta y sus óptimas condiciones para la vida son perennes; por ende, que estará ahí siempre para nosotros, sin importar nuestras acciones o conductas.
Ante este panorama, vale la pena considerar … ¿somos merecedores de este paraíso?
EL EGO QUE NOS GOBIERNA.
Usualmente hablamos de que el ego es parte de la personalidad de los seres humanos, el cual actúa como intermediario entre los instintos, los ideales y la verdad.
Sigmund Freud mencionó que éste se adapta a nuestros deseos a la realidad, pudiendo llegar incluso a generar una autoestima excesiva; no obstante, si sólo lo tomáramos como la capacidad de un sujeto de reconocerse a si mismo como un individuo y ser consciente de su propia identidad estaríamos en el camino adecuado para asumirnos como seres conscientes y con ello, saber que la prudencia y el respeto a nuestro medio es básico para crecer y consolidarnos como sociedad.
Cada que veo a las personas tirar basura en la calle o bien, contaminar en forma alguna con su actuar, además de molestia me surge la inquietud de saber el motivo. En las ocasiones que se ha presentado la oportunidad de preguntarles, hay múltiples respuestas, en su mayoría evasivas; sin embargo, la que más me molesta es aquella que con suficiencia expresan “porque yo puedo”.
Atendiendo a ello, resulta lógico suponer que esa capacidad nos da elementos para hacer lo que queramos sin mayor razonamiento o sensatez; de ahí que se convierta en constante, lastimar a otros, devastar lo posible o simplemente, olvidar la solidaridad con la gente o sus causas.
Con tales expresiones, entendemos que la indiferencia es quizás la primera dolencia de nuestra actualidad y nos vemos superados por el camino al cual se dirige nuestra sociedad … ¡la destrucción paulatina de nuestro entorno!
Alguna vez te has preguntado … ¿en qué momento hemos perdido nuestra sensatez como comunidad?
¡ES COMO VOLVER A LO BÁSICO!
De pequeño, como odiaba tender mi cama y limpiar mi cuarto; no obstante, lo hacía. Mi mami hacía todo porque esto se convirtiera en un hábito. Conforme crecí seguía mostrando mi rebeldía y en un cumpleaños al apagar las velas, expresé con voz fuerte mi deseo de no volver arreglar mi cuarto.
Una vez que concluyeron los festejos, mi mami se acercó y me preguntó como imaginaba que estaría mi cuarto a partir del siguiente día; yo la miré y le dije que bien, todo en su lugar. Ella sonrió y me invito a que reflexionará en como regresarían las cobijas a su lugar, como desaparecería el polvo y como se conservaría todo en buen estado si yo no asumía mi compromiso por cuidarlo. En fin, me insistió que tomará en cuenta mis deseos contra las realidades y cuando tuviera una respuesta, lo conversaríamos.
Apenas llevaba unos días con mi desorden cuando empecé a odiarlo hasta que finalmente, mis hábitos superaron a mi deseo, regresando la armonía a mi cuarto.
En la cena, surgió este tema familiar y con las bromas de que fui objeto, reconocí en público la necesidad de cuidar mi entorno por mi propia satisfacción y bienestar; fue entonces que entendí que el orden y el respeto hacia mi persona y mi vida, dependían de mí y que, consecuentemente, el bienestar que yo pretendiera lo podía compartir como una forma de vida.
Reí tan fuerte que todos notaron que había entendido la lección y mi mami orgullosa, me besó y me invitó a que esto lo replicará no sólo en mi andar, sino que lo compartiera con todas aquellas personas, animales y condiciones que me rodearán; es decir, hacer bonito mi entorno.
Esto que puede ser simple y básico … ¿por qué no lo volvemos a enseñar desde casa?; es decir, si la familia es la base de la sociedad … ¡reconozcamos la jerarquía que tiene como educadora en todos los aspectos!
SENTIDO COMÚN … ¡APARECE!
Si el respeto a nuestro ambiente no lo aprendimos en el hogar o en la escuela, invitemos al sentido común a que se haga presente y entendamos de una vez que el mundo es nuestro hogar y mantenerlo con el menor deterioro es no sólo un compromiso, sino también una gran obligación.
Así como no es necesario tener a un policía para evitar cometer una infracción, asumamos que nosotros somos los jueces de nuestras acciones y evitemos crear daños en los sitios que habitamos, a los seres con que compartimos y en general, a las circunstancias que nos rodean.
Veámonos como turistas en este mundo y como tal, procurémoslo para que se mantenga en las mismas condiciones en que nos ha recibido; es decir, que no se note deterioro o desgaste por nuestra presencia y de haberlo, que sea el mínimo posible.
Vivir en armonía con la naturaleza hará que quienes nos sucedan, disfruten tanto o más de ella de lo que nosotros lo hemos hecho.
Hoy en día, ya hay daños irreversibles que no imaginamos, buscar culpables está de más; no obstante, lo que podamos, cambiémoslo. Todo empieza con nuestra voluntad.
Asumir nuestro compromiso individual con la sociedad y el ambiente debería ser nuestra mayor convicción … ¡hagámoslo!
Después de todo, si venimos por unos cuantos días a la Tierra cuando ésta ya existía y nos iremos sabiendo que está permanecerá … ¡SEAMOS LOS TURISTAS CONSCIENTES QUE ELLA TANTO REQUIERE!
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Posdata: Agradezco al Colegio de Licenciados en Turismo de la Región Piura – COLITUR Pirua la invitación a participar en el Congreso Internacional de Turismo: Construyendo La Paz, Uniendo Destinos, celebrado los días 26 y 27 de septiembre.
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