“… ¡Tengo una fe que madura, que va conmigo y me cura desde que te conocí! …” (“Hoy”, Gian Marco)
LA INDEPENDENCIA.
… Y justamente, eso fue lo que sentimos todos … una fe madura por el amor y la integración entre nuestros pueblos: ¡México y el Perú, el Perú y México!
Grandes eventos nos presentaron el cuerpo diplomático y la Cámara de Comercio Mexicano Peruana (CCMP) durante los días previos, iniciando con una cena, más tarde una comida hasta llegar al convivió popular en el Parque Perú el día 28 de julio.
El común denominador fueron la sobriedad, la seriedad y la alegría que en todo momento se manifestó a cargo de decenas de nacionales de amigos del Perú y México, dando como resultado días de reales festejos por el 203º Aniversario de la Independencia del Perú.
Entender el folklor andino, no es sólo quedarse en los ritmos usualmente conocidos como la cumbia y la salsa, sino también apreciar otros, tales como: el “festejo”, “huaylas”, vals peruano y la “chicha”. Su origen atiende a una fusión de las culturas inca, americanas, africanas e hispánicas y nos percatamos que es una forma de comunicación no verbal en la cual los participantes expresan sentimientos y emociones a través de gestos y movimientos; entre ellos destaca el júbilo y la esperanza por una excelsa temporada de cultivo productivo.
Mención aparte merece la “marinera norteña” que es un baile con raíces en el “fandango” español, la “zamueca” africana y los bailes indígenas en parejas, cuya esencia atiende al enamoramiento. Exhibiciones coquetas y seductoras son parte de la picardía de los movimientos que hoy son considerados patrimonio cultural de la humanidad.
Adicionalmente, muchas de estas danzas están ligadas a ceremonias, actividades básicas o rituales como el riego, la cosecha, la siembra o conmemoran algún hecho histórico de la zona.
En cuanto a los trajes regionales, es maravilloso apreciar que son vistosos, fastuosos y coloridos, a tal grado que logran la combinación perfecta al vestir los movimientos de los danzantes.
Tan sólo de pensar en ello, nos damos cuenta de que todos tenemos una y mil razones para amar al Perú … ¿estás de acuerdo?
LA ALGARABÍA.
Me encanta disfrutar cada año de las reuniones que se organizan para celebrar las festividades del Perú. Es indudable que se trata de eventos extraordinarios organizados por emprendedores, empresarios, diplomáticos y en general, amigos del pueblo peruano.
Generalmente, lo que inicia con un ambiente formal y solemne, con himnos que erizan la piel, más tarde se relaja y se convierte en una fiesta de unidad con detalles de hermandad; eso sí, con momentos para abrazos por lo que representa la ocasión y desde luego, lágrimas furtivas generadas por la nostalgia y los recuerdos de familia, amigos o detalles resguardados en el corazón relacionados con lo vivido.
Si a cada uno de los asistentes se les preguntara la razón de la reunión, resultaría obvio que darían más explicaciones cívicas que emotivas; no obstante, si realmente indagáramos en ellos, no percataríamos que es porque todos quieren sentirse en su lugar de origen, tener el contacto de personas con el mismo interés y lo mejor, hacer algo en el presente de lo que fue su pasado.
Nadie puede ser tan insensible como para no emocionarse con tantas expresiones de afecto, ni tan frívolo para no valorar lo que ha costado a estas personas dejar su país de origen; sin embargo, para los que mostramos interés en ellos, es una magnífica oportunidad para darles más elementos para amar nuestra tierra y hacer más llevadero cualquier reminiscencia que les conflictúe.
En momentos así pienso que si la vida es una … ¡Qué maravillosa oportunidad para regalar instantes de valor para todos, en especial, para quienes los abruma la remembranza!
LAZOS ENTRAÑABLES.
Hablar de Latinoamérica es referirnos a países hermanos con grandes vínculos políticos, sociales, culturales y económicos, entre muchos otros.
Si bien cada lugar tiene lo suyo con personas muy distintas, la gran ventaja es que de siglos compartimos principios, valores, propósitos y que decir del amor por nuestras raíces.
La gran satisfacción y el inconmensurable orgullo por ser parte de esta región hispana se manifiesta de manera más que regular cada día.
Viajar por nuestros países es una gran oportunidad de sentirse en casa sin importar la distancia existente con nuestro hogar real.
“Tu casa es mi casa” resulta ser la frase más acertada para reflejar la manera en que queremos hacer sentir a quien nos visita. Las conductas constantes que apreciamos son la entrega y el entusiasmo por hacer sentir cómodo al hermano latino que llega a nuestro país.
En este contexto, vale la pena tomar nota de la “Pachamama” o Madre Tierra, que conforme a la tradición incaica es la diosa femenina de la tierra y fertilidad, del que derivan como principios cosmológicos quechuas: el agua, la tierra, el sol y la luna y es concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a la civilización andina, aunque pudiera ser extensivo para toda nuestra comunidad latina.
Para celebrarla, se ofrenda con todo aquello que amamos y lo mejor que tenemos, siempre con una actitud de agradecimiento por todo lo que nos da o bien, tomamos de ella.
Estamos tan vinculados, que en México también la reconocemos como “Tlali Nantli” o “Cihuacóatl” en náhuatl.
En fin, nuestros pueblos siempre han venerado con convicción nuestra tierra y si hacemos extensiva su celebración, le compartimos lo que más amamos.
Sea como pensamiento místico o sentido mágico, lo cierto es que es un orgullo ser latino. ¿Lo crees así?
SIMPLEMENTE … ¡COMPARTAMOS!
Lo único que se necesita para compartir es única y exclusivamente ser generoso, darnos de corazón, lo cual implica saber recibir, ofrecer y aceptar a las personas y sus circunstancias, sin prejuicio alguno; en el entendido que, dicha virtud está en nuestra esencia y por más que algunos lo quieran negar, siempre estará presente. Esto usualmente nos genera paz y provee bienestar en nuestro núcleo social.
Adicionalmente, siempre serán de agradecerse las palabras de diplomáticos o líderes sociales, económicos y políticos que nos alienten a mantener nuestro amor por los ciudadanos de los países que ahí participen; de ahí que sea tan importante su actuar solidario por y para su audiencia.
Se atribuye a Diógenes de Sinope la denominación de “ciudadano del mundo” y tal pareciera que a veces requerimos serlo para trascender de un confinamiento; así como aprender, respetar y reconocer los conocimientos y las costumbres que nos son ajenas. No hay razón para discriminar a alguien, la inclusión y el respeto por la diversidad serán elementos que como seres humanos harán que formemos y mostremos la mejor versión de nosotros.
Llama la atención que hoy que se pretenden acciones para fomentar el turismo; haya tantas acciones que restrinjan la migración en aras de seguridad y protección económica.
Hoy celebramos las fiestas patrias peruanas y nos congraciamos con festejarlos a nivel social, sabiendo que la unidad y amistad entre nuestros pueblos está por encima de cualquier medida política o económica.
Y ni hablar de otras festividades foráneas que aplaudimos en nuestra tierra. Siempre estamos para aplaudir y acompañar al hermano que llega a convivir y crecer.
La empatía, hospitalidad y solidaridad con el visitante son parte de nuestro activo como pueblo y ni hablar del orgullo por nuestro país y el agradecimiento para quienes se dan la oportunidad de conocer nuestro medio, el cual respetamos y amamos.
Es curioso, pero tal pareciera que esta actitud se repite entre los latinos y aunque no es parte, pudiéramos creer que esto está muy arraigado en nuestro “adn”. De hecho, no hay modo de sentirse extranjero cuando una sonrisa que asoma entre palabras cálidas nos da la bienvenida en cualquier región; a diferencia de otros pueblos y costumbres de habitantes de otros continentes en los cuales no se aprecia tal conducta.
La primera vez que viaje al extranjero, me dijeron en casa que yo sería el real embajador de mi país, toda vez que mis acciones mostrarían mi origen; asimismo, señalaron que en casa siempre sería anfitrión y como tal, debía de generar tantas expectativas y realidades en los turistas, que les dieran más elementos para amar México.
Hoy, sin duda, es sumamente probable que no tengamos una credencial diplomática ni tengamos un lugar en el Ministerio de Relaciones Exteriores; sin embargo, aplaudimos a quienes nos visitan y reconocemos a quienes nos aportan con sus cualidades o dones.
Estamos celebrando a nuestros hermanos incas, razón por la cual vitoreamos con profundo respeto y con gran entusiasmo:
¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA EL PERÚ!
¡VIVA EL PERÚ! ¡VIVA MÉXICO!
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Posdata: ¡Agradezco la oportunidad de participar con el equipo directivo de la Cámara de Comercio Mexicana Peruana a XV años de su existencia!
Importante: Síguenos “EN TUS PROPIAS PALABRAS” todos los miércoles de 16 a 18 horas a través de www.wowmx.tv o www.astl.tv … ¡Te esperamos!