30 octubre, 2022

Leopoldo González: Las rejas no matan


El día de ayer fue un día espléndido, para internas e internos de la población penitenciaria del Estado, por muchas razones.

            Por primera vez, por iniciativa del Sistema Penitenciario del Estado y con el acompañamiento de Letra Franca Ediciones, se publica un libro de circulación pública escrito por reclusas y reclusos, en el que el ácido mundo y la vida en prisión son el tema principal, narrados con el acento y la pasión de quienes no se resignan a la pérdida de la libertad como destino.

            El libro se titula “Las rejas no matan”, lo escribieron 23 internas e internos y es una obra de gran valor para la investigación criminalística y la psicología forense. Lo que sigue a continuación es lo que expresé durante la presentación:  

“Fue unos meses antes de morir, cuando el poeta ruso Nicolai Gumiliov (1882-1921) dejó en dos versos una afirmación luminosa en su Cuaderno de Notas. Escribió: “De todas las zozobras humanas / sólo la palabra se encuentra iluminada”. Sirva como epígrafe de las palabras que diré a continuación, la afirmación luminosa del poeta Gumiliov, en la Rusia de contrastes de la segunda década del siglo XX.

“El libro que hoy presentamos, Las rejas no matan, en este escenario propicio a la literatura y la poesía que son los centros penitenciarios, no es un libro cualquiera ni es cualquier libro, porque está escrito desde el conmovido aliento y las llamas emocionales del cautiverio, a veces con la cicatriz viva de un pasado trágico y otras con tinta sangre del corazón.

“No nos engañemos: los sitios cubiertos de estigmas no son los que reciben la reprobación de un juicio ligero y una mirada superficial, sino aquellos que quizás no caben en la mirada del cuerpo físico sino en la mirada profunda de la conciencia.

“Esta aventura, la de publicar un libro y una colección de libros bajo el título “A la libertad por la cultura”, comenzó en febrero del presente año, y hoy, ocho meses después de la creación de los primeros talleres de literatura, tenemos las siguientes cifras: 14 talleres de literatura en ocho centros de reclusión, con 286 integrantes mujeres y hombres, en los que han tenido lugar 52 sesiones de análisis y estudio, de los cuales han salido 292 textos autobiográficos, de ensayo jurídico y literario, de cuento y poesía.

“El libro que hoy presentamos trae la patente de los talleres de literatura y es el resultado de una lucha cuerpo a cuerpo con la palabra.

“Tres puntos de vista, fruto de una lectura atenta y rigurosa, podrían condensar la experiencia de la literatura y la poesía, como suelen vivirse en un centro penitenciario.

“UNO.- El cautiverio puede cambiar la vida de las personas, porque es un baño de realidad que entra a nosotros a través de los cinco sentidos: altera la pasmosa lentitud del tiempo, hace de la conciencia del dolor un grito en carne viva, crea un cementerio de imágenes que martirizan la memoria. Al final se comprende una cosa, una sola: la sabiduría del arte de vivir radica en un ejercicio certero y responsable de la libertad.

“DOS.- Porque duele el encierro; porque duele no respirar la libertad que nos fue dada como condición de nacimiento; porque duele el traspié que nos hizo ser lo que hoy somos; porque duele el aire que no es aire de libertad, por eso, la narrativa y la poesía que se despliegan en el cautiverio traen el acero de los días duros y son más concentradas y eléctricas que la escritura que se produce en un clima de libertad.

“TRES.- “Las rejas no matan” es un libro humano y, mejor aún, dolorosa y esperanzadamente humano, en el que mujeres y hombres traen los filos de su propia historia, la cual cuentan con la rebeldía de la inocencia, con la indignación de quien se siente dañado por una injusticia, o bien, con el tono del arrepentimiento o el remordimiento que busca salidas en la libertad de la literatura.

“Al final, cinco lecciones se desprenden de la lectura e interpretación de esta obra de singular valor, fruto de la literatura “del encierro”:

“PRIMERA.- La vida en cautiverio es sólo una estación de paso en el camino, porque la única puerta de salida se llama libertad.

“SEGUNDA.- La experiencia de la prisión es semejante a la experiencia de la literatura, porque nadie sale de ahí igual que como entró.

“TERCERA.- En la cárcel se aprende una lección fundamental: Se aprende que el único mundo posible es imposible sin verdadero amor.

“CUARTA.- Leer con provecho y escribir con dedicación y disciplina, no son dos formas de perder el tiempo, sino dos alternativas para hacer del mundo un todo iluminado.

“QUINTA.- La literatura no transforma nada, pero es la levadura indispensable sin la cual no es posible ninguna transformación.

“La escritura de todos ustedes es ya, palabra liberada”.

Ahora agrego: ningún libro escrito por la causa de la libertad es literatura menor, porque es la libertad clave privilegiada del sentido existencial.


Pisapapeles

Escribió Saint Just: “Están talladas todas las piedras para el edificio de la libertad. Podéis erigirle un templo o un palacio, o una tumba con las mismas piedras”.

leglezquin@yahoo.com

 

TAGS: