7 mayo, 2016

Ramón Hernández Reyes. La libertad de prensa en el terreno electoral

El Corso

La libertad de prensa en el terreno electoral

 

Por Ramón Hernández Reyes

 

“La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo,

sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización”.

Francisco Zarco (1829-1869), diputado, político y periodista mexicano.

 

 

El pasado 3 de mayo se hizo un reconocimiento –como cada año– a la noble e importante tarea del ejercicio de la libertad de prensa. Esta conmemoración tiene como propósito recordar la serie de atavismos y dificultades que en los últimos años han tenido que padecer las personas que se dedican a informar y compartir sus puntos de vista sobre los acontecimientos de interés para los ciudadanos o que repercuten en la cotidianidad de las culturas en constante movimiento.

La gama de sucesos que se informa depende del propio interés social, así como de la repercusión del tema o temas seleccionados para influir o afectar a los ciudadanos; esta gama va desde las decisiones políticas y actos de nuestros gobernantes, hasta los eventos de carácter social tendientes a reconocer a una o varias personas que influyen en la opinión pública.

En este sentido, la materia electoral no es la excepción, y los derechos políticos-electorales, mucho menos. Siempre que se va a elegir a los ciudadanos que habrán de ocupar un cargo público, ya sea vía sistema de partidos políticos y candidatos independientes o normativos propios, el suceso por sí mismo causa interés, y no se digan las decisiones que tomarán los gobernantes, las leyes que pretenden aprobar las autoridades, el destino de una parte del presupuesto que tiene derecho a escoger el ciudadano o una iniciativa de ley.

Estos temas requieren de un conocimiento especializado, o por lo menos de un entendimiento de la materia. Su comprensión no es sencilla cuando se trata de transmitir los hechos que envuelven estas actividades. La función de un periodista no es solamente facilitar y digerir la información a la ciudadanía, sino también tiene la tarea de emitir una opinión crítica sobre el acontecimiento o los hechos relatados, generando en el ciudadano un empoderamiento de análisis para poder emitir una opinión. No se trata de relatar solamente acontecimientos, se trata de hacerlo de manera objetiva, digerible al lector o espectador, y despertar en el ciudadano común el interés de conocer y opinar sobre el tema.

De ahí la necesidad de que el periodista se informe y se documente de manera previa sobre el significado de las etapas de un proceso electoral, del procedimiento de un plebiscito o referéndum, de un presupuesto participativo, de una iniciativa popular, de una consulta ciudadana, de un observatorio ciudadano, de la revocación del mandato y del ejercicio de la defensa de un derecho político-electoral, entre muchos otros temas, con el único objetivo de transmitir al ciudadano de manera nítida el acontecimiento y digerir la nota para una mejor comprensión.

Sin embargo, la tarea de informar no sólo le corresponde al periodista; también a las autoridades y a la propia ciudadanía, quienes tienen la obligación de realizar talleres, cursos y otras actividades cuyo objetivo sea capacitar y actualizar a los periodistas y comunicadores sobre los temas actuales y su impacto ante la sociedad; e, insisto, máxime en el terreno político-electoral.

No debemos permitir que la miopía, la barbarie y la intolerancia se apoderen de los ciudadanos, los partidos políticos y los candidatos, y menos aún debemos permitir que los periodistas sean presa de la descalificación y arriesgar su integridad física y en algunos casos hasta la vida. Debemos generar conciencia –sobre todo prudencia– de que los hechos relacionados con los procesos político-electorales son de interés de la sociedad, y es a ella a quien le interesa saber si sus candidatos son personas con poca solvencia moral o tienen problemas con la ley, así como saber cuáles son los cargos que se van a elegir; cuál es el contenido de la ley que se pretende aprobar; cuál es la determinación gubernamental que se desea poner a consideración de la ciudadanía o cuáles son las iniciativas que se desea incorporar a la agenda legislativa, entre otros hechos importantes.

Por otro lado, es preciso informar nítida y profesionalmente sobre los temas que involucran los procesos de participación ciudadana, de manera objetiva y sin alguna tendencia mezquina que distorsione la información y afecte la legalidad y legitimidad de los procesos. De ahí que la participación de los periodistas resulta vital y debe generar el compromiso de difundir los sucesos de forma clara, y dejar que los ciudadanos por sí mismos se normen criterios y puntos de vista de lo que se somete a su consideración.

Después de la reforma electoral de 2014 el rol de los medios de comunicación, autoridades y la sociedad en general ha tomado una nueva dimensión. Es necesario transparentar la información a la sociedad, pero también es importante que ésta comprenda las causas, modalidades y etapas de los procesos de participación ciudadana, con la finalidad de que conozca con anterioridad su papel en cada proceso y se involucre más en la toma de decisiones políticas de su entorno.

Es sustancial, pues, que todos los actores asumamos la responsabilidad de involucrar más a la sociedad en los procesos de participación ciudadana. Por ello es necesario también rediseñar un esquema de educación cívica que incluya a todos los actores sociales –gobierno, sociedad, medios de comunicación, escuelas, etc.– y en el que se difundan los nuevos cambios y reglas del ejercicio de los derechos político-electorales. Esta capacitación, sin duda, debe empezar desde la instrucción pre-escolar y primaria, para generar desde una edad temprana un sentido de pertenencia e importancia en el involucramiento de los temas políticos en la entidad.

Por lo pronto, usted ¿qué opina?

 

Ramón Hernández R.

napoleonprimero@hotmail.com

@HernandezRRamon

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