25 agosto, 2017

Julián Carrillo, el Cristóbal Colón de la música

Julián Carrillo, el Cristóbal Colón de la música

Por Marco Antonio Herrera Guido

La imaginación es tan importante
como la inteligencia.

Julián Carrillo

 

Julián Carrillo (Ahualulco, San Luis Potosí, 28 de enero de 1875-México, 9 de septiembre de 1965), el músico mexicano autor de tres óperas y música sinfónica tradicional, es célebre como compositor y científico dentro de la corriente modernista internacional, además de pionero del microtonalismo, a través de una nueva división de la octava que incluye intervalos inferiores al semitono.

Nacido en San Luis Potosí en 1875, Julián Carrillo fue, como muchos pensadores y artistas de su tiempo, un revolucionario. Muy joven inició una serie de audaces investigaciones en el campo de la música. Su estructura mental reunía lo mismo al teórico y al científico que al artista creador e innovador.

Su intuición asombrosa y su amor por lo inesperado lo llevaron a lo que sería la aventura de su vida: la exploración, que no el descubrimiento, de un continente desconocido hasta entonces en Occidente: el microtonalismo. Prepara sus naves y decide llevar hasta las últimas consecuencias sus ideas musicales, La terra ingnota: “El Sonido 13”.

En la prensa del país de los milagros electorales, concretamente en El Demócrata de los años 1924–1925, se pueden comprender y revivir las polémicas y los chismes provocados por un artista que tuvo la osadía de adelantarse cien años a la estética musical de su tiempo.

A pesar de las críticas, la incredulidad y el estupor que causaron sus ideas, Carrillo ideó y diseñó una serie de notables instrumentos especiales, creados para expresar sus visiones auditivas: matemática convertida en música, ciencia y arte de los sonidos: Guitarra en cuartos de tono; Octavina (instrumento parecido al salterio que produce octavas de tono); Arpa en dieciseisavos de tono; Clarinete, violines y violonchelos sopranos, además de pianos en cuartos, octavos y dieciseisavos de tono. Julián Carrillo creó nuevos sistemas de notación y dio conciertos, dejando cerca de cien composiciones, además de dictar conferencias en Francia, Bélgica, España, Cuba y Estados Unidos.

Pero Julián Carrillo, como corresponde a todo auténtico profeta, recibió más honores y distinciones en el extranjero que en su patria (producto de la tradicional envidia silenciosa entre los mexicanos y tal vez entre todos los seres humanos). Quienes hayan escuchado el arpa en dieciseisavos de tono en obras como “Horizontes”, podrán dar testimonio de la belleza de los melismas con que juega el instrumento.

Algunos especialistas afirman que el oído humano no es capaz de escuchar dieciseisavos de tono. Nosotros pensamos que además de tener buen oído musical para gozar y comprender la música de los micrófonos, se requiere un aparato cultural sólido y bien equipado, que no se puede comprar a ningún precio ni en las tiendas de importación. El concepto de música microtonal está muy lejos de ser nuevo, ya que existen desde hace milenios divisiones no temperadas de la octava musical como la conocemos en Occidente. La música hindú, china, japonesa y balinesa fue estudiada por Julián Carrillo, quien conocía los modos musicales de toda Asia. Por ello, Julián Carrillo es uno de los más importantes compositores e intelectuales del siglo XX y del Tercer Milenio, por ser uno de los pioneros del microtonalismo. Para nosotros se trata de un artista mexicano y universal.

De 1960 a 1965, Julián Carrillo grava para la Philips de París treinta de sus composiciones sobre sus tres facetas de escritura musical: clásica, atonal y microtonal. En 1960, se presenta el Canon atonal a 64 voces, por encargo de Stokowski, y también Balbuceos en piano de dieciseisavos de tono, que se estrena en Houston. Carrillo recibe en París el Gran Premio de la Música de América Latina (1960). Robert Gendre estrena en Luxemburgo el Concierto para violín y orquesta en cuartos de tono (1964). Fue escuchado y laureado en la URSS, Finlandia, Londres, Argentina, Brasil, Estados Unidos de Norteamérica y Francia, entre otros. El gobierno de México, a través del gris, pero manchado de rojo, Gustavo Díaz Ordaz, le concedió la Medalla al Mérito Cívico por el Aniversario de su Canto a la Bandera (1964). Sin embargo, la historia mexicana sólo le ha hecho justicia a través de guardar sus restos en la Rotonda de las Personalidades Ilustres en el Panteón de Dolores (1965).

En honor a su memoria y en las proximidades del 12 de octubre, Día de las Américas, sería formidable que escucháramos en vivo la primera obra musical microtonal de Julián Carrillo, titulada “Preludio a Cristóbal Colón”, que es un homenaje al almirante genovés, quien creyendo encontrar las Indias descubre América, por pura casualidad.

Por último, permítanme agradecer, en este breve espacio, al doctor Teodoro Belizaire, haberme obsequiado la grabación de “Horizontes y preludio a Cristóbal Colón”. Subrayo, al paso, que es una verdadera pena que casi no se puedan conseguir grabaciones del gran músico mexicano Julián Carrillo en su Patria.

 

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