5 septiembre, 2021

Raúl Casamadrid: Mi osadía, mi osamenta, de Víctor Hugo Piña Williams

Octubre obligatorio

(notas secas sobre Mi osadía, mi osamenta, de Víctor Hugo Piña Williams)

Por Raúl Casamadrid 

Ocioso y horrendo, el abdomen de las letras, osamenta su osadía.

Con retruécanos de Cri-cri y soliloquios constantes construye el poeta cosas raras (en el sentido de extintas, escasas, extrañas).

Raro es hablar y raro entender; más raro aún escribir y, rarísimo, leer.

En esta época nuestra, donde el que habla no oye y quien escucha no dice, surge el poeta nodal.

Con palabras que van más allá de los dichos, de los aforismos, de las rimas de juglaría y de las adivinanzas.

El poeta se adentra en su cuerpo; y en el cuerpo de todos: para decir de sus huesos y de la carne que hoy danza, esqueléticamente, a su alrededor.

Decir de un poema, hablar sobre poesía o de un poemario es siempre materia inútil, frugal y redundante e imprecisa e infiel.

Calibrado dulcemente por la voz de un hombre que no puede dejar de decir así anda el poemario, con figuras del lenguaje que abundan en un modo necesario y narcisario, actuario o fiel.

Abre en el cerebro los sesos que obran en la materia gris de rimas decantadas y estuarias, celebradas al margen del río de los sentidos. 

Y son rosarios sin otarios precarios; netos poemas de fácil lectura y dura comprensión. Palabras añejadas obtenidas en osarios de sarcófagos sumidos por mortuorias capillitas.

Te desentierro en tu adorada calle de Plateros (hoy, Francisco I. Madero), donde vibra La Profesa frente al ex Jockey Club, azulejeado y rupestrísimo.

Tu muy dulce factura rechula la necesidad de hablar, aunque ya no en verso rimado ni andando con métrica preceptiva …

No se trata tanto de poemar sino de amar y ser amado; como no hablamos del buen decir sino de bien decir ya ni importa lo que digamos.

Por eso te quiero, osamenta vil; por tus poetas y porque cuando estabas viva rimabas con tetas. 

Nada queda sino la osadía de osamentarse junto a huesos viejos que bailan tu triste tango chido.

Porque ahora ya nos morimos, toditos: tú y yo y el poeta, absolutamente víctoruhugopiñados.


Piña Williams, Víctor Hugo, 2021. Mi osadía, mi osamenta. México: Ediciones Odradek.

(Anotado por Francisco Segovia y cuidado por Alfonso D’Aquino).

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